22 de diciembre de 2012

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Ayer, 21 de diciembre, era el cambio de era según las cuentas del calendario maya, el 13 B´AKTÚN. Ni corto ni perezoso, cogí la moto y me fui a Tikal a curiosear.

Los actos más importantes ya habían tenido lugar: fueron el 20 en la noche, y el 21 en la mañana temprano, con danzas, ceremonias, y discurso del presidente Oto Pérez y algún que otro ministro. Pero aún habían un gran gentío, muchos de ellos extranjeros; y muchos de ellos habían dormido allí dentro en tiendas de campaña y sacos de dormir. El ambiente era agrandable, tranquilo: también porque Tikal es tan grande que se «traga» toda la gente que le echen dentro. Aún presencié un par de ceremonias q´eqchi´es («mayejak», quemando sus ofrendas de candeas y «pom» -su incienso-) y una danza folclórica bailada por mexicanos.

Varias organizaciones indígenas mayas publicaron manifiestos en contra del montaje del gobierno para autopublicitarse a nivel internacional aprovechando la excusa del 13 B´aktún. Es ridículo: el propio presidente está siendo investigado por su más que posible participación intelectual en algunas de las masacres contra poblaciones enteras mayas durante la guerra civil. Y nadie duda, ni dentro ni fuera del país, de la profunda discriminación racial que se vive en Guatemala a todos los niveles.

Pero disfruté mucho el paseo por Tikal, como siempre; nunca defrauda.