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3 de marzo de 2024

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Rubén Gómez Magdaleno será ordenado diácono el próximo sábado, 9 de marzo, a las 11 de la mañana en la parroquia de La Asunción de Nuestra Señora de Yeste por el Obispo de Albacete, Mons. Ángel Fernández. A pocos días de su ordenación hablamos con él.

Rubén, ¿Cuándo y de qué manera nace tu vocación?

A los 30 años, tras un proceso de búsqueda y de lectura de la Palabra de Dios, surgió en mí la vocación a la vida religiosa, y finalmente tomé la decisión de ingresar en los Franciscanos, orden contemplativa y misionera, atraído por su carisma orientado hacia las pobrezas humanas. 

¿Cuáles fueron tus tareas con los Franciscanos? 

Durante 15 años pude experimentar diversas dimensiones pastorales, como la ayuda a las personas sin hogar, con problemas de adicción, en la pastoral de la salud y la pastoral penitenciaria; aunque mayormente me dediqué a la docencia, como profesor de religión en varios institutos. Además, me licencié en Teología Bíblica para ser también profesor de Instituto Teológico y estaba a punto de iniciar los estudios de doctorado. De manera que mi campo de misión se había centrado en la enseñanza. 

Y dejaste los Francisanos para formar parte de la Diócesis de Albacete

Sí, en mí latía el deseo de una dedicación pastoral más amplia y, sumando otras cuestiones personales, fue entonces cuando decidí venir a Albacete para ser sacerdote diocesano. Entonces me acogieron en la curia diocesana, confiándome la misión de ir como colaborador de la pastoral a Yeste.

¿Cómo estás en Yeste?

Llevo casi un año y medio atendiendo las parroquias de Yeste, y sus aldeas. Me siento muy agradecido a la gente de la sierra. Aunque la población va disminuyendo, sobre todo en las aldeas. Los fines de semana y en tiempo de vacaciones, los familiares que viven fuera vuelven a su tierra; sobre todo en las fiestas patronales, donde se percibe la fe y devoción de los fieles. 

¿Qué es lo mejor de estar en un lugar como Yeste?

El trato personal, parece más cercano en los pueblos que en la ciudad, no solo tras las celebraciones o en el despacho parroquial, sino también con quien te encuentras por la calle, con quienes es fácil entablar conversación, para hablar de lo humano y lo divino. En estas situaciones me siento felizmente útil, lo cual está reforzando mi vocación, porque puedo atender las necesidades pastorales que las personas de estas parroquias requieren.

¿Cómo quieres vivir el espíritu del diaconado durante tu vida sacerdotal? 

Aunque es un paso previo a la ordenación sacerdotal, el carisma del diaconado permanece, como base del ministerio del Orden. Diácono, del griego, y ministro, del latín, ambos significan “servidor”. Y eso es lo que deseo hacer en mi tarea pastoral en la Iglesia, estar al servicio del pueblo de Dios, según nos enseñó Jesucristo. Por otra parte, considerando la triple misión de la Iglesia de enseñar, santificar y gobernar; el gobierno conlleva el servicio, la disponibilidad personal, hacia todos los miembros de la Iglesia. Para ello tendré que discernir a menudo, para tratar siempre de buscar la voluntad de Dios, frente a intereses individuales.

¿Qué frase del Evangelio o santo resuena en estos días en tu corazón?

En estos días resuenan en mí los pasajes bíblicos donde Jesús, no solo habla, sino que también nos da ejemplo, de lo que en verdad significa el servicio y entrega por el bien de los demás. También, como no acordarme de San Francisco de Asís, diácono, en cuyo seguimiento de Jesucristo destacó por el servicio hacia los pobres y necesitados, además del servicio de la Palabra de Dios mediante la predicación. 

Rubén se despide dando las gracias a Dios y a todas las personas que le han ayudado, y a las que le están ayudando, en su trayectoria vocacional dentro de la Iglesia. Invita a todos a acompañarle el próximo sábado en la ordenación.