Manuel de Diego Martín
|
21 de abril de 2007
|
131
Visitas: 131
Leyendo estos días el diario de Santa Faustina, apóstol de la Divina Misericordia, me causó gran sorpresa y gratitud el hecho de que la monja nos diga allá por los años treinta de que en la oración de la noche había pedido por España. ¿Cómo es posible en aquellos tiempos, en que los medios de comunicación eran tan limitados, esta religiosa polaca fuera consciente de la gravedad política en que vivíamos, ya se diera cuenta de la situación terrible por la que estaba pasando nuestro País para que todo ello fuera una preocupación en sus oraciones?
Pues bien, ayer leía en Internet un informe de lo que está pasando en Zimbabwe. Este país como un gran Titanic se hunde en el océano de la desesperación y desgracia a la que la están llevando sus malos políticos. ¿No es justo y necesario que en este momento tan dramático pidamos por sus gentes?
Pero hay algo más. En Zimbabwe está de obispo un amigo nuestro, un albaceteño, hijo de Ayna, Ángel Floro. Es el obispo de Gokwe. Así pues, hoy queremos recordar a nuestro amigo, a su querida diócesis. A todo el País.
El Papa, en el mensaje de Pascua, habló del tema y recordó que había que responder al llamamiento de los obispos. El Arzobispo Pius Neube decía que “tenemos que levantarnos contra la opresión”. Tiene esto resonancias a lo de nuestro 2 de mayo en aquellos versos de “guerra gritó ante el altar el sacerdote con ira…” La indignación e ira viene de que Zimbabwe se hunde: la inflación ha crecido en un año el 4ooo %, el paro es del 80%, la violencia de de los gobernantes contra los opositores es tremendamente salvaje. La huída de ciudadanos al exilio es de cientos de miles, desestabilizando la zona. Todo un caos lleno de sufrimiento y de muerte.
¿Por qué ocurre todo esto? Un Comunicado de las Conferencias de Obispos de África ha dicho que “la situación de Zimbabwe no es el resultado de una catástrofe natural o únicamente de las condiciones internacionales adversas… Esta situación se debe a una crisis de liderazgo moral y de mal gobierno”. Al fin y al cabo, en gran parte la responsabilidad de toda esta tragedia se debe a unos malos gobernantes que instalados en el poder y por mantenerlo, machacan a la oposición de mala manera sin afrontar los problemas reales.
Aviso pues a navegantes. ¡Qué hermosa la política que hace prosperar a los pueblos en la paz, en el desarrollo, en la convivencia! Qué miserables aquellos políticos que por sus ambiciones, megalomanías, retorcimientos mentales, durezas de corazón llevan a sus pueblos al abismo!