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24 de julio de 2010

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Celebramos hoy la festividad de Santiago Apóstol. Podríamos decir sin temor a equivocarnos, de nuestro Apóstol. El Evangelio presenta a Santiago siempre unido a su hermano Juan, los hijos del Zebedeo. Sabemos que Juan conoció a Jesús junto con Andrés y Santiago lo conocerá a orillas del mar de Galilea donde el Señor lo llamará. Tanto Juan como Santiago dirán que si al Señor, dejaron las redes y a su padre Zebedeo y siguieron a Jesús. Santiago forma parte del grupo más íntimo de Jesús, aquellos que lo acompañaron en la Transfiguración, donde la divinidad aparece con toda su fuerza y en Getsemaní donde la humanidad parecía aplastar la divinidad de Jesús. Está en la resurrección de la hija de Jairo y compartirá los sentimientos de los doce en la muerte y resurrección de Jesús.

También, conocemos por el Evangelio, que no quedan bien parados en la petición que Mateo pone en labios de la madre de los hermanos. Una petición que reclama por la fidelidad a Jesús las vicepresidencias del Reino de los Cielos. Otro acontecimiento pesaroso lo escuchábamos hace unas semanas cuando al no ser bien recibidos en Samaría piden a Jesús, los hermanos, que haga caer fuego del cielo sobre los habitantes de la ciudad. Quizás debamos a estos excesos su apodo Boanergues, hijos del trueno.

Por último y a través de los Hechos supimos que Herodes hizo decapitar a Santiago, hermano de Juan, bebiendo el mismo cáliz que bebió Jesús y será el primer mártir de los doce. Junto a estos datos la historia, la tradición han añadido otros. Santiago se convertirá en el primer predicador de nuestro pueblo Ibero y será la misma madre de Jesús la que lo aliente en el desánimo en el pilar de Caesaraugusta, aparece en la batalla de Clavijo o sus restos en el campo de las estrellas donde Pelayo los señalará y se convertirá en la actual Compostela. Si bien, los análisis históricos señalan muchas coincidencias entre la arqueología, los restos sepulcrales y la veracidad de la tradición sobre los restos del Apóstol.

A partir de los siglos XI y XII los caminos de Europa y los nuestros se llenarán de Iglesias, capillas, monasterios, hospitales, albergues, para acoger y acompañar los miles de peregrinos que al no poder acudir a Jerusalem se dirigen a la tumba del primer Apóstol mártir, en el extremo del mundo conocido frente al mare ignotum. Para conocer las peregrinaciones deberíamos ir al Liber Santi Iacobi, donde se narran las condiciones de cómo peregrinar y ser peregrino. Con un solo corazón, dando a los necesitados casi todo y con la intención de convertir el corazón se llegaba a la meta en la tumba del Apóstol que todo su tesoro fue Jesús.

El camino de Santiago vertebrará la conciencia de Europa, como su cultura y el desarrollo de la misma; se entrecruzarán miles de creyentes en la búsqueda de Dios y renacerá el espíritu de una Europa, que fracasaba en lo político, pero que unía a miles de personas de toda clase y condición y se hermanaban en el camino común hacia la tumba del Apóstol.

Los símbolos asociados al camino, el bordón, báculos que nos ayudan a caminar, la concha o vieira que nos lleva al misterio del mar y del hombre mismo, mare ignotum; y la calabaza, el agua que revitaliza, que da fuerza que se comparte con los demás. ¿

Qué nos dice hoy el Evangelio? ¿Qué nos quiere decir la fiesta de Hoy?

1.- Santiago presenta, sobremanera, nuestra mentalidad religiosa de pueblo. Por una parte la generosidad de la entrega, la disposición de un pueblo a beber el cáliz de Jesús y por otra, la búsqueda de caminos cortos, de influencias o de falsas apreciaciones. No podemos seguir en un catolicismo que nos haga beber de estas dos pasiones que tantas veces nos llevan a la intransigencia o a la intolerancia contra los que no piensan como yo. Es hora de buscar la meta que nos une y desde allí caminar hombro con hombro, dejando lo que nos aprisiona y dando prioridad a la conversión del corazón. No podemos buscar los caminos de la influencia sino los de la conversión.

2.- La tumba del Apóstol y el camino que lleva hacia ella es la ruta evangélica de un hermanamiento constante. Personas que de distintos lugares y condiciones, se ponen en camino para llegar a una meta común. En un momento donde las individualidades son el referente de la cultura, sea personal, local o nacional, tenemos que redescubrir que el Señor nos llama de dos en dos y hermanados. Con capacidad para construir juntos y llevar con nosotros la respuesta de la fraternidad que es más que la solidaridad. Llegar a ser hermanos para ser un campo de estrellas que brillen en medio de nuestro mundo.

3.- El campo de las estrellas, el lugar donde miles de peregrinos se reúnen en la búsqueda de un camino o de una respuesta, tiene detrás el camino jacobeo, la búsqueda de una espiritualidad que no sea magia. Hemos de presentar con sentido la necesidad de una espiritualidad profunda que convierta el corazón y la vida. Santiago sintió como la llamada de Jesús le cambió la vida y su camino fue dar razón del sentido encontrado. Encontró lo mejor y nada, ni nadie se lo arrebató.

El embrujo de las estrellas, como a los magos, hizo que Pelayo se fijase en aquel campo. Según la tradición se cuenta que degollado el Apóstol Santiago por Herodes, sus discípulos transportaron sus restos a una embarcación hasta Iria Flavia en Galicia. Allí pidieron ayuda a una matrona romana, que les prestó un carro tirado por toros para que le llevasen hasta el lugar en que quisieran los animales. Donde se quedaron sepultaron a Santiago. Ese sepulcro fue una estrella de fe y fraternidad para millones de cristianos ¿será también para nosotros la estrella que buscamos? ¿será un motivo para cambiar nuestra vida y llegar a Jesús? ¿seremos capaces de ponernos en camino y responder como él a Jesús? Somos romeros, como diría Berceo, todos somos romeros que camino andamos.

Jesús Rodríguez Torrente
Párroco de Ntra. Sra. de las Angustias