Manuel de Diego Martín

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1 de enero de 2011

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En mi pueblo vivía un señor, que era célebre por sus ocurrencias. Una de ellas era aquella de que cuando el párroco al acabar la misa decía “podéis ir en paz”, y la gente respondía “demos gracias a Dios” este buen hombre tenía una respuesta original: “irás en paz si te dejan” y lo decía alto para que todo el mundo lo oyese. Estaba convencido de la imposibilidad de vivir en paz cuando no te dejan ser quien eres; cuando no te reconocen, no te aceptan, no te respetan, no perdonan tus errores; en una palabra cuando tu mismidad queda bloqueada, es anulada es imposible vivir en paz.

En tiempos del Papa Pablo VI, en la encíclica “Pacem in terris” se acuñó aquel lema que hizo historia y que dice así: “El nombre nuevo de la paz es la justicia”. Para el primer día del año, 1 de enero, Jornada Mundial de la Paz, podemos decir que Benedicto ha acuñado otro concepto semejante: sin libertad, no hay paz posible. Lo dice textualmente: “la libertad religiosa es camino para la paz”.

Y lo razona el Papa de esta manera en su mensaje. Todo ser humano tiene derecho a la vida. Esto es evidente. Pero el hombre no es solamente cuerpo, es también alma, es espíritu, está creado a imagen y semejanza de Dios. El hombre por tanto tiene derecho a una vida espiritual. El hombre cuando se siente criatura del Dios creador, está abierto a la trascendencia. Si se le obliga a vivir esta dimensión en la clandestinidad, en la privacidad; si se le tiene maniatado, se está haciendo con él una continua injusticia. Esto no puede ser. Además el hombre por el hecho de ser, es un ser en relación, un “Mit-sein” como decía el gran filósofo Heidegger, es un ser en relación con los otros. Por tanto no se le puede coartar la relación más profunda y esencial  el ser humano que es vivir en relación con Dios.

Lamenta el Papa amargamente lo que está sucediendo en Irak con hechos tan sangrientos e irracionales. Pero lo de Irak no es un caso aislado, pues en otros países está ocurriendo más de lo mismo. Lugares donde el vivir como cristianos es un martirio permanente porque se les niega dicha condición con gran violencia. También el Papa hace referencia a esos lugares en donde el laicismo radical parece que quiere enterrar toda expresión religiosa. Todo esto hace un tremendo daño a la convivencia y no sirve en nada a la paz del mundo, al contrario lo que se hace es sembrar la  guerra.

No olvidemos que la Carta Magna de los derechos humanos afirma este derecho a la libertad religiosa como uno de los fundamentales. Por eso viene bien que el Papa recuerde a los Organismo Internacionales para que velen y consigan que estos derechos humanos se cumplan en todo el mundo. Que en todos los habitantes del planeta crezca la convicción de que el respeto a la libertad de pensamiento y religión es el mejor camino para vivir en paz.