Manuel de Diego Martín
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22 de enero de 2011
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En el mensaje del día de la Paz, el 1 de enero, el Papa denunciaba la persecución religiosa que muchos cristianos están sufriendo en el mundo, y el creciente número de mártires, masacrados por el simple delito de ser cristianos. También hablaba de esos laicismos radicales que quieren borrar de la escena pública todos los símbolos cristianos. Precisamente estos días en la Comunidad europea se ha confeccionado un calendario en el que las fiestas cristianas han sido barridas mientras se dejan otras. ¿Es esta una muestra clara de que muchos dirigentes europeos quieren eliminar de nuestro suelo todas las raíces cristianas?
Estos días, del 18 al 25 de enero, celebramos el Octavario de Oración por la unidad de los cristianos. Un dicho popular afirma que la unión hace la fuerza. Siempre, pero hoy más que nunca, ya que las dificultades son más grandes, los cristianos de todo el mundo debemos estar unidos, en primer lugar porque ésta es la voluntad del Señor “que todos sean uno”, pero también para poder seguir anunciando el evangelio de Jesús.
El lema de este año es: “Unidos en la enseñanza de los Apóstoles, en la comunión fraterna, en la fracción del pan y en la oración”. Los Obispos españoles para celebrar este octavario nos han enviado un Mensaje en el que nos presentan a Jerusalén, la Iglesia madre, tal como nos la presentan los Hechos de los Apóstoles, como modelo de unidad en medio de la diversidad, a pesar de los conflictos que iban surgiendo y que fraternalmente iban solucionando.
Al contemplar la Iglesia de Jerusalén los obispos nos hacen una llamada a colaborar con todas las iglesias de Oriente: Ortodoxa, Armenia, Copta, Caldea, Maronita, Siriaca, Católica…para que sigan vivas en la tierra de Jesús, para que puedan sobrevivir también en aquellas tierras en las que en los primeros siglos hubo comunidades cristianas florecientes y que hoy a la fuerza se las quiere yugular.
En medio de la preocupación, los obispos mandan un mensaje de esperanza. No hay nada que temer, Cristo está con nosotros. Hacen alusión al lema de la Jornada mundial de la juventud “Firmes en la fe. Arraigados y edificados en El”. Cristo es la piedra angular que no podrán arrancar. Y hacen una llamada a seguir colaborando con aquellas Iglesias en todo lo que podamos y así estamos haciendo crecer la unidad. Esas Iglesias a su vez en aquellas tierras tienen como vocación ser fermentos de paz, de concordia y de fraternidad. Pues esta y no otra es la misión a las que nos envía Jesús.