José Joaquín Tárraga Torres
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21 de enero de 2023
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Jesús recibe una mala noticia. Como tantos de nosotros a lo largo de la vida. Su primo Juan ha muerto a manos de Herodes. Jesús se retira, se oculta, necesita encontrar tiempo para calmar el corazón. Su lugar es Galilea. Aquella tierra humilde, sencilla, donde renacen los recuerdos familiares y donde uno se encuentra en casa.
Y es allí donde se renueva la vocación, la llamada. Donde se grita el deseo de conversión. Convertirnos porque está cerca lo bueno, lo mejor, lo que deseamos y esperamos. Está cerca Dios.
Muchas veces ha resonada, en nosotros, el grito de conversión. La llamada a convertirnos. La pregunta sería: ¿a qué? Jesús, inmediatamente después de esta llamada, elige a un grupo de sus discípulos. Parece como si la conversión fuera sinónimo de seguimiento.
Y así debe ser. Nuestra conversión es un sí a Dios. Es convertirnos en seguidores, en discípulos. Nuestra conversión conlleva decisión, impulso, ilusión, respuesta, inmediatez. La conversión no es pasividad, atraso, negatividad… La conversión nos convierte en seguidores de Jesús. Más fieles y con una renovada respuesta para estar con Él.
En este domingo de la Palabra de Dios, Jesús nos invita a seguirle desde la conversión del corazón. Transformar nuestra vida a su voz, a su estilo, a su propuesta. En la meditación de la Palabra encontramos respuestas a nuestros interrogantes, a nuestras inquietudes. Escuchar la Palabra para convertirnos cada día en mejores seguidores de Jesús.
Los apóstoles estuvieron con Jesús, escucharon su Palabra, hicieron vida su propuesta. Este es el inicio y proceso de toda vocación y seguimiento. Estar con Él, escuchar su Palabra y hacerla vida. La Palabra de Dios transforma el corazón y hace resurgir un reino nuevo donde toda dolencia es tratada, acompañada y renovada en esperanza.
Aquella mala noticia que Jesús recibe, se convierte en buena noticia. Es la Palabra de Dios la que cambia el corazón, la vida, la mente. Una Palabra de Dios que nos convierte en fieles seguidores de Jesús.
José Joaquín Tárraga Torres
Delegado Diocesano de M.C.S.