Francisco San José Palomar
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24 de junio de 2023
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El miedo es mal consejero. Agarrota a las personas y las encoge sobre sí mismas. El miedo incapacita para vivir con normalidad. Y lo sabía muy bien Jesucristo, y de ahí la insistencia con que repite a sus discípulos: “No tengáis miedo, no tengáis miedo”.
¿A qué solemos tener miedo? Al qué dirán los demás de mí o de nosotros. Ciertamente ayuda y agrada la estima y afecto de los que conviven cerca. Pero vivir esclavo de la opinión de los otros es un desvarío del que Jesucristo nos quiere liberar.
Hay personas que pueden o buscan perjudicarte. Aun así, Jesús nos dice: No les tengáis miedo. Lo que cuenta es que “seas y permanezcas valiente” en ti mismo/a, con la fortaleza necesaria. “Matan el cuerpo, – dice Jesús – pero no pueden matar el alma”.
Y lo más destacable de este pasaje evangélico es la confianza que Jesús nos inspira respecto del Padre Dios. “Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Dios Padre que cuida de los gorriones, ¡cuánto más cuida de vosotros! Por eso insiste Jesús: No tengáis miedo.
La gran revelación de Jesús es precisamente ésta: Que Dios es “Padre” que cuida de nosotros, que nos ama hasta el extremo, que nos acoge y perdona siempre, que su gozo mayor es el retorno a casa del “hijo perdido”. La confianza debe primar en nuestra relación con el Padre Dios sobre el temor o el miedo frustrantes.
Al propio tiempo, Jesús es práctico y pone a los oyentes – a nosotros hoy – frente a una opción: “Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo”.
El evangelio de este domingo no puede dejarnos indiferentes. La existencia se hace valiosa por las opciones positivas que asumamos. Los cristianos tenemos una suerte grandísima: la de conocer a Jesucristo y su evangelio. ¡Que el gozo de haberlo conocido se note en nuestras vidas con la prueba concluyente de nuestras buenas obras!
Francisco San José Palomar
Sacerdote diocesano