31 de diciembre de 2007
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Soy Joaquín Martínez Córcoles, soy natural de Pozohondo y soy misionero. Vivo en un barrio suburbio de una gran ciudad, como es Santo Domingo capital de República Dominicana y con unos cinco millones de habitantes. El barrio se llama Cristo Rey, más conocido por “La cuarenta” el lugar donde estuvo una de las cárceles de tortura en tiempo del dictador Leonidas Trujillo. Hablamos de unos ochenta mil habitantes.
La Parroquia se llama San Pablo Apóstol y abarca varios barrios como el caliche, Puerto Isabela cada uno tiene su capilla. No estoy solo. El párroco es un compañero misionero de Lugo y del I.E.M.E. hemos trabajado juntos desde el 1965, estamos bien y nos conocemos y entendemos.
Hay varias cosas que me llama la atención. Una de ellas es la construcción de estos barrios diseñados con calles amplias, pero la necesidad hizo surgir “la parte atrás” construcciones hechas en el espacio trasero entre calle y calle. Son callejones estrechos donde viven arracimados mucha más gente que en la calle oficial, suelen nacer estas “Parte atrás” con casitas que los padres construyen para los hijos y estos para los nietos aprovechando y apretándose en lo que pudiera ser solar para patios o chocheras.
La creatividad, el árbol de Navidad que los jóvenes han puesto en la Iglesia hecho con cucharas limpias y vacías o el alumbrado navideño que los vecinos del Caliche han colocado. Se trata de bombillas baratas que han coloreado y como capuchón han colocado botellas de plástico recortadas y queriendo hacer de pantallas igualmente pintadas de diversos colores. También crean e inventan en sus celebraciones litúrgicas: canciones de composición de alguna de las personas del grupo, socio dramas, escenificando el evangelio y hasta aplicaciones a la vida de las lecturas bíblicas.
Los encuentros de los grupo, comunidades, amigos, vecinos del barrio, compañeros de trabajo…Todo el mundo se reúne para compartir: cantos, música fuerte, palabras que expresan deseos de solidaridad y después aparecen gominolas, pasas, uva, galletitas, empanadas, changuisitos (por lo pequeños) y manzanas. Las pasas, las uvas y las manzanas son de importación pero son esas cosas propias de la Navidad, gomitas, pasas uvas y manzanas, estas de parten en cuatro o seis pedazos para que alcancen a todos. Todos se sirven lo que pueden mirando de reojo a los demás para que no falte; las mujeres apenas prueban y lo van guardando en una bolsa (en la casa quedan los hijos) Sobresalen la acogida a algún discapacitado que aparece y la fraternidad.
En la iglesia me encanta ver que los pobres se han creído eso de que todos formamos la Iglesia y literalmente se la han tomado. Las comunidades, movimientos grupos diversos usas con libertad los salones y el templo. Dos días por semana las comunidades organizan y presiden la celebración de la Palabra, comentan las lecturas con mucha soltura y muy bien.
¿Y qué hace el misionero? Emplea muchos recursos de tiempo, trato y dinero en formarles, abre puertas y no son precisamente las de madera, acompaña y comparte, escucha, consuela y busca, sobre todo esto. Sus salidas por el barrio y las casas es buscando. El dice: “para las comunidades tenemos que buscar a los que no están”.
LA SITUACIÓN DESPUÉS DE LAS DOS TORMENTAS
Las tormentas afectaron Noel, al centro y suroeste, la segunda, Olga, al Norte y noroeste. Parece que se repartieron el trabajo para que no quedara nada sin tocar . Las inundaciones han sido tan grandes como han visto en las imágenes de la TV. Muchas familias que han perdido, su casita, los enseres y toda la agricultura, cosechas y tierra ha sido barrida por las grandes corrientes y las inundaciones. ¿Qué se esta haciendo? Pues los medios de comunicación dicen que mucho, la gente dice que poco y lento. La iglesia a través de sus parroquias, comunidades y Cáritas es quien esta prestando el acompañamiento y el apoyo con los medios que han llegado de fuera y sobre todo con la solidaridad de la misma gente. Se empezó por socorrer con alimentos, agua, mantas, salud, se continúa con acompañamiento psicológico, ayudas para reparar casa, préstamos sin intereses para reponer los pequeños medios de vida de quienes han perdido sus medios de subsistencia, peluquerías, tiendecitas, carpinterías, talleres, etc… Y ahí estamos echándole ilusión y no dejando que decaiga la esperanza. La vida sigue.