14 de agosto de 2022
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]L[/fusion_dropcap]os jóvenes esperan inquietos en el Parque de la Alameda. Miran hacia el horizonte para visualizar al último peregrino del grupo en llegar. Quieren entrar juntos en la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela. Llegamos el último grupo. El esfuerzo ha valido la pena. Hay lágrimas porque al fin estamos todos juntos y ya no queda nada. Las torres de la Catedral se ven a lo lejos.
Vamos cantando, llenos de alegría, transmitiendo juventud. Somos muchos. Un grupo de Castilla La Mancha de 700 jóvenes que hemos realizado el camino desde Ourense. Hemos vivido dificultades, mucho calor, colas para el servicio y duchas, … Pero ha merecido la pena.
Otros peregrinos se alegran con nosotros. Entramos en la plaza. Lágrimas en los ojos. Hemos llegado y lo hemos hecho todos, juntos. Ha sido un camino interior, catequesis cada día, lecciones de vida en cada jornada. Abrazos, alegría. Nuestro obispo, D. Ángel, nos acompaña.
150 jóvenes de Albacete hemos vivido una experiencia inolvidable en el Camino Santiago. Cada uno traía en su corazón su propia historia y juntos hemos podido crecer. Uno de los peregrinos es Álvaro de la parroquia de San Juan que hace tan solo unos días, se encontraba, dice, “renunciando a todas las comodidades habituales para alzar mi camino en esta peregrinación europea de jóvenes. Conforme pasaban los días y me consumía el cansancio, me iba dando cuenta de que nunca he estado solo, sino que, durante este camino, y en el de la vida misma siempre he ido acompañado por Dios, ya sea en las personas que he ido conociendo, en los momentos vividos o en las propias motivaciones repentinas que me invitaban a participar en eventos como este. Agradezco de corazón a todas esas personas que estos días han conseguido amenizarme el trayecto. He sido consciente de que, como yo, salíamos muchos jóvenes, cada cual con una mochila pesada cargada en nuestras espaldas. Una mochila llena de incertidumbres y preocupaciones personales, todo aquello que aportaba una carga en nosotros, pero que era prescindible. Al final, me encontraba de vuelta con una mochila ligera, que llevaba dentro elementos imprescindibles: personas, experiencias, satisfacción, motivación y un reencuentro con Dios”.
Sin duda, han sido muchos los que han participado en esta Peregrinación Europea de Jóvenes. 12.000 en total. Juventud que llenaba las calles de Santiago con la alegría de la fe. Ellos recorren cada día la peregrinación de la vida ordinaria en sus estudios, trabajos y quehaceres. Como el caso de Sergio de la parroquia de Ntra. Sra. Angustias y San Felipe Neri que nos comenta que, después de un “año muy intenso y cambiante en mi vida, sentía que necesitaba esta peregrinación, y valorando todo en su conjunto me siento agradecido de ser cristiano y de pertenecer a la comunidad parroquial y a la diócesis que pertenezco”.
El camino de la vida tanto para los jóvenes como para cualquier otro se hace cuesta arriba en muchos momentos. Hay problemas y dificultades que te ponen a prueba. Laura, es de la misma parroquia que Sergio, y necesitaba esta peregrinación para “recuperar la fe que había perdido durante el último año. El camino te pone a prueba. Todo el tiempo. Siempre aparece una fuerza dentro de ti que te hace superarlo. Podría decir que sentía en esa fuerza a Dios, pero mentiría. Estaba tan perdida que no lo sentía así. Al terminar esta experiencia sí que noto mi fe renovada porque he sentido a Jesús en cada una de las personas que día tras día formaban parte de esta experiencia. Veía a Jesús en cada sonrisa que me dedicaban cuando las fuerzas flaqueaban, en la ilusión que desprendíamos todos al terminar cada etapa, en el abrazo al llegar todos juntos a Santiago o en los miles de ratos compartidos. De estos días me llevo el corazón lleno de un amor que solo Dios y ellos saben darme”.
En la PEJ22 ha habido momentos lúdicos donde la música, el baile y la alegría juvenil se contagiaba en cada instante. Han sido cientos de talleres ofertados a los jóvenes durante estos días. Talleres tan variados como ecología, política, cultura, solidaridad, espiritualidad, doctrina social de la Iglesia, afectividad, procesos vocaciones… Durante estos días se han compartido cientos de testimonios. Se ha formado por medio de las catequesis de los obispos y celebrado la eucaristía, vigilias de oración y momentos para recibir el sacramento de la penitencia o reconciliación. En la misa de clausura concelebraron cincuenta y cinco obispos de España, Portugal e Italia además de cerca de cuatrocientos sacerdotes.
Durante estos días, el Papa Francisco ha estado presente junto a los jóvenes enviando un delegado personal, cardenal António Augusto dos Santos Marto. El Cardenal Marto invitaba a los jóvenes a vivir desde tres claves: esperanza, fraternidad universal y alegría. Y quiso dirigir a los jóvenes una palabra de afecto y de aliento. “Si has perdido tu vigor interior, tus sueños, tu entusiasmo y tu generosidad, Jesús se te presenta como se presentó ante el hijo muerto de la viuda de Naín, y con todo su poder de Resucitado, te dice: “Joven, yo te lo ordeno, levántate”. Esta palabra “Levántate”, la dice Jesús hoy y ahora a cada uno de nosotros. “Queridos jóvenes, cada uno de vosotros puede responder a esta palabra de Jesús y comprometerse de todo corazón en la construcción de un mundo más verdadero y más hermoso para todos; donde todos somos hermanos en la fe y en la vida; donde nadie se salva solo; donde nadie queda atrás, olvidado, ignorado, abandonado; donde la paz prevalece sobre la guerra; donde la vida brota y es respetada de manera absoluta desde la concepción hasta la muerte; donde la Casa Común es realmente un lugar hermoso para todos”.
Esta Peregrinación Europea de Jóvenes finalizaba con las palabras de agradecimiento del arzobispo de Santiago, Julián Barrio, quien pedía a los jóvenes cuidar la peregrinación de vuelta. Y les decía que “si quieren llegar pronto deben caminar solos, pero si quieren llegar lejos deben hacerlo acompañados”.