16 de octubre de 2021
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[fusion_dropcap color="var(--awb-color2)" class="fusion-content-tb-dropcap"]U[/fusion_dropcap]n año más, el nuevo curso pastoral se iniciaba con la convivencia de sacerdotes celebrada en la Casa Diocesana de Ejercicios los días 27 y 28 del pasado mes de septiembre con el doble objetivo de caldear los corazones para las tareas que les esperan, preparar los objetivos del año y conocer el calendario pastoral. Tanto el Sr. Obispo como el Vicario general se hicieron eco gozosamente del gran número de participantes a la reunión, algo que se había perdido un poco a causa de la dichosa pandemia.
La Convivencia fue de dos días, el primero para desarrollar un tema de formación con el lema de “Evangelizadores con espíritu”. En el segundo día se trataba de concretar objetivos pastorales, tareas concretas a realizar, debates sobre las mismas y recibir el calendario del nuevo año pastoral. Las charlas del primer día las impartió un sacerdote de Zaragoza, Javier Pérez Mas, un hombre joven, especialista en temas de pastoral, en la actualidad párroco en la ciudad y, a su vez, delegado diocesano de Cáritas. Un hombre muy sensible para ver lo que necesitan los curas de hoy para responder a los nuevos tiempos y ser capaces de hacer entre todos, sacerdotes y laicos, realidad esa conversión pastoral que necesitamos y de la que tanto han hablado los últimos papas.
Habló el ponente de cómo los sacerdotes tienen que vivir la sinodalidad para responder a ese gran Sínodo que se celebrará en Roma y que debe ser preparado de una manera nueva por todos, empezando por las parroquias, a nivel diocesano, para terminar en la cumbre del Sínodo final celebrado en la Ciudad Eterna en el 2023. Recordó Pérez que, si los sacerdotes no se implican de verdad en esta tarea, difícilmente se movilizarán los seglares, cuando el quehacer es de todos. Tenemos que tener claro que la misión de los sacerdotes es conseguir que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Todos sabemos que para llegar a esta verdad, el mejor camino es el diálogo, la escucha de unos y de otros, ser corresponsables todos en la tarea evangelizadora.
Para implicar a los sacerdotes en esta tarea sinodal recordó que para ello hacían falta tener dos actitudes vitales: pasión por Cristo y pasión por el pueblo. La pasión por Cristo supone un enamoramiento del Señor a la manera de María Magdalena y escuchar cómo ella “vete, donde están mis hermanos y diles…”, llevar a todos el mensaje de salvación. Al tener pasión por Jesús, los sacerdotes se convierten en testigos de la esperanza, sin dejarse llevar nunca por la apatía, el desánimo, el desaliento o la rutina…La segunda actitud de pasión por el pueblo, se traducirá en decirse muchas veces a sí mismo: “Padre, que no se pierda nadie de los que me has confiado…”. Para estos sacerdotes, como dijo el Vaticano II, nada habrá verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. Con esta actitud nunca puede haber un evangelizador triste y desalentado, sino que tiene que irradiar el fervor de los que han recibido la alegría de Cristo. Con estas reflexiones acababa el primer día.
En el segundo día, para iniciar las reflexiones y debates, el Sr. Obispo presentaba una Carta Pastoral que ha escrito para la Diócesis en este curso 21-22. Es título de la misma es: “Con María, apóstoles y discípulos misioneros”. En la Carta hay como dos temas que se insertan íntimamente entre sí. Nos encontramos con la invitación a vivir el Sínodo y las tareas pastorales bajo la mirada de la Virgen María. Lo hacemos mirando a la Virgen de Cortes ya que la Diócesis celebra este año el Jubileo concedido por la Santa Sede para recordar los ochocientos años de la aparición de María allá en Alcaraz. De igual manera que durante siglos la Virgen ha guardado la fe de nuestras gentes, que la siga protegiendo también hoy. Es muy hermoso leer y releer la Carta, que en muchos temas coincide con lo que el ponente del primer día nos expuso. Algo nuevo es el capítulo VI en el que Sr. Obispo habla de la Adoración Eucarística y de las vocaciones. Lo comprendemos muy bien pues sabemos esa pasión que él tiene por suscitar vocaciones y como la fuente de todo está precisamente en la Eucaristía.
A continuación, el Vicario General Julián Ros habló de cómo nos podemos preparar a vivir el Sínodo que tiene como lema: “Comunión, Participación, Misión”. Llegará un Documento preparatorio, con unos cuestionarios que debemos ir cumplimentando, empezando por las comunidades parroquiales, para después aportar como Diócesis nuestras reflexiones a nivel nacional. Insistió el Sr. Vicario en recordar que los sacerdotes deben poner todo su interés para animar a todo el pueblo de Dios a participar en Sínodo, tan nuevo y distinto a otros, ya que quiere recoger las voces posibles de los laicos de todos los rincones de nuestra provincia.
Después se dio la palabra a los Delegados Diocesanos, en la que algunos manifestaron los proyectos que tienen en marcha. También hablaron algunos de las carencias que quieren superar pidiendo la colaboración de todos.
A continuación, se entregaba el Calendario Diocesano del Año Pastoral en el que se reflejan las tareas que se van desarrollando a lo largo del año. Que el Señor nos ayude a vivir este año pastoral desde la sinodalidad, es decir, desde el diálogo entre todos bajo la mirada de la Virgen de Cortes.