Podríamos comenzar diciendo que la iniciación cristiana está viviendo hoy un momento delicado o de crisis, por la sencilla razón de quela iglesiaempeñando miles de personas, de horas y de esfuerzos ve que “no engendra los hijos que debiera”. No hay una correspondencia entre el esfuerzo y el fruto. En toda Europa se está dando una interrupción de la transmisión de la fe.Se están perdiendo y desgastando los cauces tradicionales de transmisión: familia, escuela, sociedad y cultura. Y todo esto se debe en parte en que hay realmente una discrepancia entre lo que se pide a la iglesia con lo que la iglesia quiere ofrecer y a queestamos viviendo una situación de pastoral de mantenimiento y de un cristianismo meramente sociológico.
Antes de continuar quiero dejar claro que, aunque en este artículo se hable de dificultades y se haga cierta autocritica a algunas prácticas pastorales, para nada pretendo hacer una reflexión negativa, o instalarme en la eterna queja en la que estamos inmersos desde hace muchos años, todo lo que diga hay que verlo como un reto y como una propuesta de reforma y de mejora en algunos aspectos.
¿Pero a que nos referimos cuando hablamos de iniciación cristiana?
La iniciación como realidad antropológica se define como un proceso concreto de adaptación y aprendizaje que una persona se ve obligada a vivir respecto a un ambiente determinado, al cual quiere incorporarse o desea pertenecer. Etimológicamente significa: “entrar dentro de”. Los tres elementos fundamentales: el aprendizaje, socialización y un proceso.
Si hablamos de Iniciación Cristiana, nos tenemos que situar en el contexto evangelizador de la iglesia, ir a los orígenes y escuchar el propio mandato de Cristo: “Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os mandado. Y sabed que yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” (Mt 28,16-20).
Situándonos en la misión de la Iglesia Evangeli Nuntiandi 36 nos dice:“La Iglesia existe para evangelizar”.
Apoyándonos en lo que dicen los obispos españolesla iniciación cristiana es “la inserción de un candidato en el misterio de Cristo, muerto y resucitado, y en la iglesia por medio de la fe y los sacramentos”.
Cuando hablamos de inserción, estamos hablando de la necesidad de un itinerario de fe, de un camino que recorrer para poder alcanzar esa comunión con Cristo y esa incorporación viva y activa en la iglesia. Podríamos poner el ejemplo de un noviazgo o un noviciado.
El Catecismo de la iglesia católica lo define asíen el número 1229: “desde los tiempos apostólicos, para llegar a ser cristiano se sigue un camino y una iniciación que consta de varias etapas. Este camino puede ser recorrido rápida o lentamente. Y comprende siempre algunos elementos esenciales: el anuncio de la palabra, la conversión, la profesión de fe, el bautismo, la efusión del Espíritu Santo y el acceso a la comunión eucarística.”
ITINERARIOS DE INICIACIÓN CRISTIANA
a. PRECATECUMENADO o precatequesis:
b. CATECUMENADO o catequesis:
c. ILUMINACIÓN o preparación inmediata:
d. RECEPCIÓN DE LOS SACRAMENTOS
e. MISTAGOGÍA
f. NOTAS COMPLEMENTARIAS:
CONCLUSIONES Y RETOS:
PROPUESTAS:
Una pequeña aclaración al título, ya que desde el principio y aunque este escrito entre comillas, a mí me “chirria” la expresión: iniciaciones cristianas, ya que podríamos decir que iniciación cristiana atendiendo a su origen y a su meta solo hay una, pero en cuanto a itinerarios y formas de llevarla a cabo puede haber tantas iniciaciones como personas. Por tanto, mejor que hablar de iniciaciones cristianas es mejor decir distintos itinerarios de iniciación cristiana.